miércoles, 19 de marzo de 2014

De la innovación a innovación social

En los últimos cursos de la asignatura Innovación y desarrollo, que se imparte en el Máster de Comunicación Social de la Universidad Complutense hemos ido desplazando el interés y la atención desde una visión relativamente restringida del concepto de Innovación, hacia perspectivas más amplias. Siempre nos pareció muy fecunda la aportación inicial de Schumpeter, para quien la innovación trascendía lo meramente tecnológico, para abarcar aspectos más amplios de la producción (organización, mercados, fuentes de aprovisionamiento, etc.). Esto facilitaba la aplicación del concepto a todos los agentes económicos, especialmente a las pequeñas y medianas empresas, aportando una perspectiva muy útil para abordar el papel de la innovación en los procesos de desarrollo económico, especialmente en aquellos que tienen o pueden tener lugar en las sociedades con bajo nivel de rentas.

Continuando en esa línea schumpeteriana, fuimos llevando nuestro análisis a los entornos que hacen posible que surja la innovación y los factores que contribuyen a esa emergencia. Por eso, recogimos e intentamos desarrollar el concepto de innovación social como aspecto clave de los procesos de desarrollo. Decimos que intentamos desarrollar, porque no todas las aproximaciones que se encuentran en la producción académica al respecto son satisfactorias. Estamos, en realidad, ante un concepto en construcción. En esta cuestión puede ser útil la lectura de mi trabajo "Innovación social para el desarrollo en América Latina: construyendo desde la praxis", en Vidal, G. et al.: Desarrollo y transformación. Opciones para América Latina, FCE, Madrid, 2009, pp. 127-146.

Hablamos de innovación social y no tanto de creatividad en la medida que sostenemos que existe una metodología para facilitar la aparición de procesos sociales de innovación, independientemente que determinados sustratos sociales sean más propicios. Esa metodología tiene al grupo como estructura fundamental. El grupo como núcleo de los procesos de innovación social y, por tanto, de la construcción de procesos de desarrollo, tiene múltiples aplicaciones concretas y podríamos decir que el desarrollo es un proceso social que surge en grupo y añadiríamos en red.  Una aproximación amigable a la metodología básica que utilizamos para desarrollar grupos operativos orientados a los procesos que venimos describiendo (y a cualquier otra aplicación), puede encontrarse en Carballo, R. y León Naveiro, O. de: “Grupo de trabajo, conocimiento e innovación”,  en Carballo, R.: Innovación y gestión del conocimiento, Díaz de Santos, Madrid, 2006.

Por eso nuestro interés se orienta ahora hacia la innovación social, clave para la superación de los obstáculos que se presentan al desarrollo, especialmente en tiempos de crisis como los que nos tocan vivir.