Continuando en esa línea
schumpeteriana, fuimos llevando nuestro análisis a los entornos que hacen
posible que surja la innovación y los factores que contribuyen a esa
emergencia. Por eso, recogimos e intentamos desarrollar el concepto de
innovación social como aspecto clave de los procesos de desarrollo. Decimos que
intentamos desarrollar, porque no todas las aproximaciones que se encuentran en
la producción académica al respecto son satisfactorias. Estamos, en realidad,
ante un concepto en construcción. En esta cuestión puede ser útil la
lectura de mi trabajo "Innovación social para el desarrollo en
América Latina: construyendo desde la praxis", en Vidal, G. et al.: Desarrollo
y transformación. Opciones para América Latina, FCE, Madrid, 2009, pp. 127-146.
Hablamos
de innovación social y no tanto de creatividad en la medida que sostenemos que
existe una metodología para facilitar la aparición de procesos sociales de
innovación, independientemente que determinados sustratos sociales sean más
propicios. Esa metodología tiene al grupo como estructura fundamental.
El grupo como núcleo de los procesos de innovación social y, por tanto, de la
construcción de procesos de desarrollo, tiene múltiples aplicaciones concretas
y podríamos decir que el desarrollo es un proceso social que surge en grupo
y añadiríamos en red. Una aproximación amigable a la metodología
básica que utilizamos para desarrollar grupos operativos orientados a los
procesos que venimos describiendo (y a cualquier otra aplicación), puede
encontrarse en Carballo, R. y León Naveiro, O. de: “Grupo de trabajo,
conocimiento e innovación”, en Carballo, R.: Innovación y gestión del conocimiento, Díaz
de Santos, Madrid, 2006.
Por eso
nuestro interés se orienta ahora hacia la innovación social, clave para la
superación de los obstáculos que se presentan al desarrollo, especialmente en
tiempos de crisis como los que nos tocan vivir.