martes, 19 de enero de 2016

Por qué no definimos la innovación

La innovación no se define. Se ejercita.
La historia nos muestra que los procesos innovadores surgieron de la sociedad, a través de sus propia experiencia. Muchas veces aparecen en contextos difíciles, de crisis. Cuando las estructuras preexistentes se resienten y no dan respuestas a las necesidades de la gente; cuando las viejas instituciones, que surgieron de otras preguntas y otras necesidades, no sirven para resolver los nuevos problemas.
En realidad cuando las instituciones se hacen cargo del concepto de innovación para definirlo, enconrsetarlo, asignar recursos a quienes sigan los dictados de la burocracia y premiar y castigar a los agentes sociales según sigan o no los designios de las jerarquías institucioneles, estamos asistiendo a la muerte de la innovación. Por lo menos cómo se entendía en el momento inicial, preinstitucional. Seguro que entonces la innovación ya va por otro camino; en las nuevas prácticas sociales, que surgen de las nuevas necesidades.
La innovación es eso, una práctica que emerge de la interacción, del trabajo de los grupos y las redes. Desde la práxis sólo podemos animarla, estimularla, orientarla metodológicamente. Innovación es lo que surge del peroceso grupal. Puede ser espontánea si se cumplen determinadas condiciones pero, en todo caso, puede animarse, organizarse. Para eso podemos aprender de la experiencia y trabajar en su surgimiento ante los nuevos retos.

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